Directiva 2024/2881 y calidad del aire: hacia ciudades más limpias y saludables
Autor: Jaume Prat
Un nuevo enfoque para la calidad del aire en Europa
La contaminación atmosférica es uno de los mayores desafíos de salud pública y medioambientales en Europa. Con la adopción de la Directiva 2024/2881, la Unión Europea establece límites más estrictos para los principales contaminantes del aire, buscando alinearse con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta normativa obligará a revisar políticas públicas y estrategias para reducir la exposición de la población a la contaminación, especialmente en sectores como la movilidad urbana y la actividad industrial.
Más de 300.000 muertes prematuras al año
Actualmente, se estima que más de 300.000 muertes prematuras anuales en Europa son atribuibles a la mala calidad del aire, con alrededor de 25.000 casos en España. Además del coste humano, el impacto económico es enorme: se calcula un coste medio de 1.200 euros al año por habitante, lo que representa miles de millones en gasto sanitario y social en ciudades como Madrid o Barcelona.
Movilidad urbana: un foco de emisiones
El tráfico rodado es una de las principales fuentes de contaminación del aire en las ciudades. Se estima que genera el 65% del dióxido de nitrógeno (NO₂) y entre el 10% y el 25% de las partículas en suspensión (PM₂,₅ y PM₁₀). Además, los vehículos emiten otros contaminantes como óxidos de nitrógeno (NOx), compuestos orgánicos volátiles (COV), monóxido de carbono (CO) y metano (CH₄), que contribuyen a la formación de ozono troposférico (O₃), un gas nocivo para la salud.
El modelo actual de transporte presenta un fuerte desequilibrio: aunque el vehículo privado representa solo el 25% de los desplazamientos, ocupa entre el 60% y el 70% del espacio urbano, en detrimento de zonas verdes o infraestructuras sostenibles.
Aunque se han registrado mejoras en algunos indicadores, muchas ciudades españolas siguen lejos de cumplir los valores recomendados por la OMS. Por ejemplo, Barcelona cumplió en 2024 los límites legales de NO₂, pero aún excede los valores recomendados por la OMS y los nuevos estándares europeos.
Emisiones industriales: un problema más allá de las ciudades
Además del tráfico, la industria es otra fuente relevante de contaminación, sobre todo en zonas periurbanas. Las emisiones procedentes de procesos de combustión, almacenamiento o producción incluyen partículas, dióxidos de azufre (SO₂), óxidos de nitrógeno, COV, metales pesados y otros contaminantes específicos como dioxinas o furanos.
Estas emisiones pueden desplazarse a grandes distancias y afectar tanto a la población como a ecosistemas rurales y áreas protegidas. Sus efectos no se limitan a la salud humana: también causan acidificación, degradación de materiales y alteraciones en suelos y aguas.
Entre los sectores más emisores destacan la producción de energía, la industria química, cementera y metalúrgica. A pesar de los avances logrados gracias a la implantación de las Mejores Técnicas Disponibles (MTD) y el cumplimiento de la Directiva de Emisiones Industriales, aún queda camino por recorrer.
Hacia un enfoque integrado
Para cumplir con los nuevos objetivos de la Directiva 2024/2881 será necesario un enfoque integral. No bastará con limitar el tráfico: habrá que abordar de forma decidida las emisiones industriales, mejorar la planificación urbanística y apostar por una movilidad y producción sostenibles.
El uso de herramientas técnicas como la modelización de la dispersión de contaminantes será clave para prever impactos, planificar actuaciones eficaces y avanzar hacia entornos urbanos más limpios y saludables.
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